Wednesday, November 28, 2018

Los especuladores a la ofensiva en las áreas revertidas



Las comunidades de las áreas revertidas del Canal de Panamá están en pie de guerra. El gobierno ha decidido abrir vastos terrenos a la especulación inmobiliaria para lo cual está ampliando la avenida Omar Torrijos. Desde  que se firmó el tratado del Canal con EEUU en 1977 el país ha estado en un permanente enfrentamiento con los especuladores que quieren hacer negocios con lo que en el siglo XX se llamaba Zona del Canal de Panamá. Los especuladores se encuentran confabulados con los funcionarios públicos del más alto nivel programando negocios de toda clase. No importa si son legales o ilegales. Tampoco si acaban con comunidades, culturas o paisajes. Aún más no les importa si destruyen las fuentes de agua que necesita el Canal de Panamá para funcionar.
Se sumó a la protestas comunitarias la Ciudad del Saber que sufrirá las consecuencias de las arbitrariedades del Ministerio de Obras Públicas que avanza con sus batallones de tractores tumbando todo lo que encuentra en su camino. El presidente de la Ciudad del Saber, Jorge Arosemena, le planteó al gobierno la necesidad de iniciar un diálogo para llegar a un entendimiento. La Ciudad del Saber señala que el proyecto de ampliación de la avenida se inició y se desarrolla en forma ‘poco transparente’ Agrega que ya ha ‘producido una masiva  deforestación en áreas boscosas adyacentes al Canal de Panamá’.
El gobierno insiste en continuar sus proyectos especulativos sin atender las necesidades del país y, específicamente, de las áreas del Canal. Según Arosemena, ‘durante dos años ha estado tratando infructuosamente dialogar  con el MOP para encontrar soluciones que minimizaran los impactos negativos del proyecto’.
La Ciudad del Saber ha interpuesto dos medidas legales para interrumpir el proyecto del gobierno. Por una lado, presentó en agosto un recurso de habeas data y, por el otro, en octubre una acción de amparo de garantías constitucionales. La Ciudad del Saber le hace un llamado al país para que solidarice con su pretensión de salvaguardar sus instalaciones . Las comunidades de las áreas revertidas se encuentran en la misma situación de desprotección al ver como avanzan los planes del gobierno y su ministerio de obras públicas.
Todo indica que quienes llegan al gobierno - sea del partido político que sea – llevan en su programa un punto en tinta invisible que se refiere al saqueo del país. Por un lado, saquean el erario mediante contratos, adendas y sobreprecios. Por el otro, saquean los recursos naturales como son los bosques, incluyendo los que rodean la vía interoceánica, las cuencas y las riquezas minerales. La Minera Panamá, empresa sudafricana-canadiense, comenzará a extraer cobre de Petaquilla y recibirá una subvención de varios miles de millones de dólares. Ya construyó un puerto sobre el Caribe por donde exportará el cobre. El fisco panameño recibirá  20 millones de dólares anualmente..
Las islas y playas se están vendiendo a extranjeros que engañan a los pescadores y campesinos sin que el gobierno haga cumplir las leyes o la Constitución. Esta última dice claramente que las islas y las playas no se pueden vender. El gobierno especula con el desarrollo de una carretera que una a la ciudad de Colón con Bocas del Toro. Igualmente, con las islas del archipiélago de Las Perlas. Todo sin plan que tenga en mente el desarrollo del país. Todas las iniciativas gubernamentales se reducen a hacer negocios con las riquezas del país.
Lo que pareciera ser un problemas aún más serio es la negociación con la R. Popular China de un tratado de libre comercio. ¿Se blindarán los actuales gobernantes, como hicieron otros en el pasado, para sacar beneficios de las inversiones multi-millonarias provenientes de los chinos?
Los vecinos de las comunidades de las áreas revertidas están preparándose para dar la pelea. Creen que pueden enfrentar el gobierno con éxito. Hace 20 años la ARI hizo un plan para el desarrollo de las áreas revertidas. Contempló todos los ángulos para beneficiar un crecimiento armonioso con la naturaleza. También le dio prioridad al sector empresarial para que hiciera inversiones sobre tierras que obtenían a precios muy por debajo del mercado. Los vecinos exigen que se respete el plan de la ARI. No quieren otro plan que beneficiaría aún más a los saqueadores que se aprovecharían de las circunstancias para acabar con las comunidades, los bosques y el Canal de Panamá. Por unos dólares más.
29 de noviembre de 2018.




Las ciencias sociales latinoamericanas en Buenos Aires




Voy en dirección a la Universidad de Buenos Aires, Argentina,  donde participaremos en una mesa redonda sobre la situación de EEUU en esta coyuntura que pareciera muy confusa. También, junto con el grupo de trabajo de Estudios sobre EEUU de CLACSO, presentaremos el quinto libro de una serie que sigue de cerca lo que llamamos la ‘crisis de hegemonía’ de ese país.
La hegemonía es un concepto que se introdujo en los análisis sociológicos y políticos hace cien años. Lenin, el revolucionario ruso, lo utilizaba. Quien desarrolló y profundizó el concepto fue el italiano Antonio Gramsci. Un grupo social dominante tiene hegemonía cuando los demás sectores de una sociedad creen que su pensamiento es universal.
En la actualidad, los sociólogos liberales norteamericanos, los funcionarios de la ‘comunidad de inteligencia’ de EEUU, hasta los corredores de la bolsa de valores de Nueva York, utilizan el concepto para tratar de entender los procesos contradictorios y conflictivos de nuestros tiempos. La ‘crisis de hegemonía’ significa que algo está cambiando en la manera en que vemos y pensamos el mundo. Durante la segunda mitad del siglo XX, EEUU era la potencia hegemónica en el mundo. Tenía la economía capaz de lanzar al mercado - a escala global - mercancías en abundancia, su poderío militar era incontestable, su cultura seducía a todos los que entraban en contacto con su estilo de vida y sus activos financieros estaban presentes en todas las transacciones.  
Los panelistas del grupo van a discutir como EEUU ha perdido algo de su ‘hegemonía’ en los últimos 20 años. Hay 3000 actividades planeadas en la 8ª Conferencia de Ciencias Sociales. CLACSO tiene 100 grupos de trabajo con investigadores de todos los países de la región. Además, la Conferencia está abordando la pobreza, la democracia, los grupos étnicos y la mujer, así como la juventud y la educación. Sería muy largo enumerar todos los temas.
El grupo de trabajo de Estudios sobre EEUU presentará  su quinto libro que lleva como título “EEUU contra el mundo – Trump y la nueva geopolítica”. Analiza las políticas publicas del presidente Trump. El mandatario norteamericano ha sido muy polémico cuando plantea que los esfuerzos por crear un mundo globalizado deben detenerse y, en su lugar, hay que volver a un sistema competitivo de Estados-naciones que velen por sus propios intereses. Es obligatorio incluir en el panel la discusión sobre las recientes elecciones que no le dio ‘carta blanca’ a Trump. Este tendrá que buscar caminos alternativos para lograr sus objetivos.
El debate en torno a EEUU en la Conferencia de CLACSO es un abreboca para la próxima reunión del G-20 en Buenos Aires. Terminando la reunión de los científicos sociales latinoamericanos en la capital argentina, llegarán el presidente Trump y los otros mandatarios del mundo. Entre ellos Xi, Putin y Merkel. Se pronostican serias divergencias entre los líderes mundiales en gran parte debido al nuevo rumbo que le ha dado Trump a la política exterior de EEUU. Por un lado, los europeos sienten que Washington le está cortando el piso, por el otro, los rusos ven cada vez más difícil convertirse en socios de la gran potencia y, además, los chinos todavía no salen de su sorpresa por la declaración de guerra comercial.
En lo que respecta a América latina, Trump levantó la bandera de Monroe que proclama América para los (norte) americanos. No hay espacio para disidencia ni diálogo. Los países que no están de acuerdo con los términos que impone Washington son atacados, aislados y derrocados. Los que resisten lo hacen con dificultades y privaciones, sufriendo las consecuencias de las sanciones. En la cumbre del G-20, los lideres europeos tienen la esperanza que Trump se retracte, en parte, de lo que ellos llaman su nacionalismo. Creen que los resultados electorales recientes lo habrán ablandado un poco. Los rusos por su lado esperan señales de acercamiento. Los chinos, en cambio, aparentemente no tienen apuro. Llegarán al G-20 exhibiendo sus avances sociales y económicos que tiene el mundo asombrado desde hace casi 20 años. ¿Son señales de la pérdida de hegemonía de EEUU? Los europeos no saben que hacer, los rusos no se deciden y China aparenta seguridad en el futuro.
Todo indica que la Conferencia de CLACSO en una primavera que enaltece a Buenos Aires está resultado en un gran éxito.
22 de noviembre de 2018.











Wednesday, November 14, 2018

La cuestión nacional y la globalización


En medio de las luchas internas que ha desatado en su país, en torno a la cuestión nacional, el presidente Donald Trump también se enfrenta a una batería de opositores entre sus antiguos aliados en Europa. Recientemente, Trump se declaró un nacionalista. Su afirmación causó una enorme repulsa de los grupos dominantes del establishment norteamericano que son partidarios de la globalización. Igualmente, conmemorando el centenario del fin de la Gran Guerra, el presidente francés, Emmanuel Macrón, en París, aseguró que ser nacionalista es la antítesis de ser patriota.
Hay, incluso, una tercera posición frente a la cuestión nacional: Son las naciones oprimidas que se enfrentan a las naciones dominantes. En las primeras hay movimientos de liberación nacional o guerras populares que son reprimidos por gobiernos financiados por las naciones opresoras. Obviamente, hay que encontrarle una explicación a estas divergencias en cuanto a la definición de la nación. ¿Qué es la nación?
No es lo mismo una nación oprimida que una nación opresora. Tampoco es igual la nación para un grupo social dominante que para otro grupo dominado. Incluso, hay naciones que compiten entre sí para la dominación de los mercados, territorios y fuerza de trabajo barata de otras naciones. El historiador inglés, John Hobson, lo llamó imperialismo. El imperialismo condujo a la humanidad a un estado bélico permanente hasta nuestros días.
Para simplificar las cosas, podemos decir que cada grupo social, articulado a una forma de organización de la producción de riquezas (la economía), puede tener un proyecto de nación. Los empresarios quieren consolidar su mercado nacional. Los campesinos quieren una nación que les asegure el acceso a la tierra. Los obreros aspiran a una nación que cumpla con sus aspiraciones de equidad y libertad. ¿Cómo puede una sociedad asimilar tantos proyectos? También hay una definición territorial de la nación. Es una definición frágil pero puede servir en coyunturas especiales. Los polacos la utilizaron en su lucha para emerger como nación en el siglo XX. Los catalanes la utilizan en el siglo XXI. En América latina, los grupos sociales se han unido– con mayor o menor éxito – en Panamá, Cuba, Puerto Rico, entre otros - para enfrentar a EEUU en defensa de su proyecto de nación.
En la actualidad, en EEUU, el presidente Trump ha levantado la bandera del nacionalismo para defender un proyecto que fue legitimado en el siglo XIX. Los ‘barones’ de la gran industria después de la conquista de todo el territorio entre México y Canadá crearon uno de los proyectos de nación más exitosos en la historia. A fines de ese siglo y principios del siglo XX, EEUU se enfrascó en las guerras imperialistas de las potencias europeas. Su proyecto de nación fue reemplazado por una abierta competencia imperial con los europeos en América latina, Africa, Asia y otras regiones.
Después de un siglo de imperialismo, las naciones/potencias europeas se han agotado y no tienen la capacidad para seguir explotando la periferia. Hace 40 años EEUU organizó la Comisión Trilateral con el propósito de coordinar sus políticas con las de Europa (el llamado ‘centro’) en su relación con la periferia. Se suponía que para ello se fortalecerían las instancias económicas (FMI, BM), se ampliarían las instancias militares (OTAN) y se crearían instancias políticas nuevas (G-7, G-20). EEUU contraloría todo el engranaje apoyando a los demás socios. Lo que Barak Obama llamó “liderazgo desde la retaguardia”.
El plan concebía el mundo sin fronteras, unidades militares coordinadas y economías cada vez más integradas: La globalización. En otras palabras, era un adiós a las naciones surgidas al calor de la revolución industrial y del capitalismo, así como del imperialismo. Esta versión del ‘fin de la historia’ fue rechazada por sectores importantes del gran capital norteamericano que encontraron en la figura de Trump su campeón. La propuesta de este grupo es sencilla: EEUU es y será la primera y única nación con capacidad para liderar al mundo.   
¿Qué alternativa tiene América latina? La propuesta de la globalización o de un liderazgo único centrado en Washington no es nueva. Es más de lo mismo. Ambos planes implican que las 35 naciones de América latina y el Caribe seguirían siendo exportadoras de bienes de bajo valor agregado e importadoras de productos de alto valor agregado. A las naciones de la región sólo les queda la alternativa de romper con la dependencia y buscar un nuevo camino.
15 de noviembre de 2018

Wednesday, November 7, 2018

Candidatos de los partidos elitistas anclados en el pasado



En mayo de 2019 se realizará la octava ronda electoral con dos grandes elementos en juego, que no serán objeto de debate entre los partidos que se han alternado en el poder. Por un lado, el modelo económico neoliberal hegemónico durante más de 30 años. Por el otro, la presencia de EEUU mediante tratados, pactos, acuerdos o memoranda.
Entre 1984 y 2014 se realizaron 7 elecciones generales. Fueron ungidos tres presidentes del Partido Revolucionario Democrático (PRD), tres del Partido Panameñista y uno de Cambio Democrático (CD). La secuencia electoral engaña si se trata de sacar como conclusión algún tipo de estabilidad política o una especie de continuidad. Entre medio, Panamá sufrió una invasión militar norteamericana (1989), la ocupación militar foránea por varios años, la transición de un régimen militar a otro oligarca y los gobiernos de una elite panameña incompetente. Todos los gobernantes, sin embargo, si coincidieron en un aspecto: La política económica neoliberal que se inició con tímidos ‘ajustes económicos’, en la década de 1980, seguido por la consolidación de políticas de desregulación, privatizaciones y flexibilización en la década de 1990.
Los tres partidos con presencia en la Asamblea Nacional ya han elegido sus candidatos a la Presidencia de la República. Igualmente, el Frente Amplio por la Democracia (FAD) y el PAIS. Mas adelante se definirán los 3 candidatos por la libre postulación. Todo indica que habrá 8 candidatos aspirantes a ocupar el sillón que está en el Palacio de Las Garzas. Con excepción del FAD, ninguno de los partidos políticos tiene una plataforma integral para gobernar el país en el período 2019-2024.
A pesar del fracaso del modelo neoliberal, los tres partidos más grandes insisten en conservarlo. Proponen crecimiento económico sobre la base de un mercado sin regulaciones o cuasi-monopólico.
Panamá tiene una fuente de ingresos enorme que es el Canal de Panamá (los peajes representan ingresos anuales superiores a US$3 mil millones) y las actividades conexas que generan ingresos para el país que superan los US$6 mil millones al año. Los ingresos son producto de la exportación de servicios a la marina mercante mundial. El grupo o partido político que controla el poder garantiza su manejo de esos ingresos provenientes del exterior.
El modelo neoliberal sirve de ‘fachada’ para monopolizar los ingresos del exterior. En los programas de los candidatos ‘tradicionales’ no se menciona – ni una línea – la estrategia que se pretende aplicar para hacer uso de esos recursos para satisfacer las necesidades de la población. Hay dos palabras que han sido prohibidas por los tres partidos que se alternan en el poder. Por un lado, la palabra Desarrollo. Por el otro, Plan. Otra palabra que es mal vista, pero que a veces es utilizada, es Nación. La combinación de las tres palabras: Plan Nacional de Desarrollo constituye la anatema para todos los liberales panameños (neoliberales y conservadores).
Sin Plan es más fácil saquear el fisco mediante el desgobierno, que se traduce en corrupción, que caracteriza los círculos más altos del aparato gubernamental y del sector empresarial. Los últimos gobiernos han sido muy transparentes en sus operaciones de despojo. Lo que llama la atención es que los tres partidos competirán nuevamente por el poder, a pesar de dejar pruebas de su mal manejo del presupuesto (para 2019 se aprobó un presupuesto de US$23 mil millones) y de los casos de corrupción que se encuentran en los juzgados.
El ganador entre los 3 candidatos seguirá nombrando especialistas en su consejo de gabinete que producirá proyectos de ley, decretos y contratos que servirán para enriquecer una elite. Las propuestas de los candidatos seguirán destinando el 15 por ciento del presupuesto al pago de una deuda adquirida de manera irresponsable.
No está contemplado invertir en el sector marítimo – puertos, astilleros, pesca – que se supone que es el fuerte de la economía del país. En cambio, se promueve el despojo de tierras de los campesinos que viven a orillas del mar, sea el Caribe o el Golfo de Panamá.
En el sector externo, EEUU ha demostrado que no es un socio que dé mucha confianza. China ha demostrado un interés especial en Panamá. Los gobiernos panameños tienen interés en recibir lo que traigan los chinos. Pero sólo les interesa recibir la comisión, sin proponer un Plan Nacional de Desarrollo.
Los tres candidatos – unos más otros menos – están asociados al pasado. No presentan alternativas para el futuro.
8 de noviembre de 2018