Hace
casi un cuarto de siglo se creó la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) para
administrar todo lo concerniente a la vía interoceánica después que se fueran
los norteamericanos en 1999. Han cambiado muchas cosas desde entonces. El
incremento de los peajes dispararon los ingresos para el fisco panameño, se
construyó el tercer juego de esclusas para acomodar barcos mucho más grandes y
la junta directiva se ha convertido en un club de millonarios.
Los
miembros de la junta directiva de la ACP son nombrados por el presidente de la
República. Todos los presidentes, desde 2000, han seleccionado empresarios para
ocupar los puestos deliberativos de esa importante institución. La práctica
tiene cierta lógica. En 1994 la entonces existente Autoridad de la Región
Interoceánica (ARI) declaró que las áreas de la antigua Zona del Canal serían
manejadas dentro de la lógica del mercado. (Decisión que echó por tierra el
planteamiento del general Torrijos quien había dicho en 1978 que esa área sería
administrada en beneficio de todos los panameños).
Muchos
no están de acuerdo con esa máxima de la ARI y el hecho de que haya sido
adoptado al pie de la letra por la ACP. Sin
embargo, en el espíritu del Consenso de Washington y de las políticas
neoliberales, la sociedad civil y los sectores populares se plegaron. Los
sectores más organizados del pueblo lo rechazan por considerar que es un
despojo de lo que es de todos los panameños para beneficio de los millonarios
del país.
En
lo que no está de acuerdo la gran mayoría de los panameños, quizás con la
excepción de los millonarios, es que ahora la junta directiva de la ACP está
compuesta de millonarios y, además, corruptos. Entre los miembros de la junta
directiva, en estos momentos, hay dos fugitivos buscados por INTERPOL. Hay
otros que han sido acusados de manejos indebidos de contratos y compras que
afectan bienes públicos.
La
ACP se complicó en un conflicto laboral con los capitanes de los remolcadores
que ayudan a los barcos durante su travesía por el Canal. Hace no mucho, por
falta de seguridad, murió un marinero que trabajaba en un remolcador. Los
capitanes piden que cada remolcador cuente con un mínimo de tres marineros. La
ACP alega que con sólo dos unidades la seguridad de los trabajadores y del
remolcador no corren peligro. El sentido común señala que primero está la vida
de los marineros. La ACP piensa diferente y no está dispuesta a transar en
torno a su decisión. Pareciera que la ACP cree que el negocio que maneja puede
sacrificar vidas si eso garantiza los ingresos presupuestados. Incluso, lo
justifica declarando que esas ganancias benefician al pueblo panameño. Hay que
recordarle a la ACP que la sangre se derramó en el siglo XX para nacionalizar
el Canal. No queremos sangre de trabajadores para garantizar las leyes del
mercado.
El
presidente de la República tiene que nombrar 2 miembros nuevos a la junta
directiva antes de fin de 2018. También esperamos que reemplace los dos
miembros que se encuentran prófugos. El presidente Juan Carlos Varela tiene que
romper con la mala costumbre de nombrar millonarios. Tiene la oportunidad de
nombrar cuatro panameños calificados para ocupar los puestos directivos en la
ACP. Tienen que tener dos cualidades básicas, por lo menos. Por un lado, tienen
que ser personas honradas, capaces de denunciar todo acto de corrupción.
Incluso aquellos en los cuales queda personalmente involucrado por cualquiera
razón. Por el otro, tienen que estar comprometidos con un proyecto de país.
¿Qué proyecto? Un proyecto que responda a los intereses de la nación. Los
miembros de la junta directiva de la ACP no pueden estar en esos puestos sólo
porque son socios del Presidente o amigos de sus allegados.
Los
candidatos a directivos de la ACP que reúnen
las características mencionadas más arriba abundan en el país. Están en
el mundo empresarial, gremial, académico e, incluso, en los partidos políticos.
El presidente puede librar a la ACP del vía crucis que representa la
corrupción antes de que sea muy tarde (no debe olvidarse que los chinos están
en la puerta, con sus inversiones de centenares de miles de millones de
dólares). Que piense en nombres como Mario Galindo H. (MOLIRENA), Juan Jované,
Richard Morales y Julio Yao (académicos), Nelva Reyes (gremialista), para los
puestos en la junta directiva de la ACP.
26 de abril de 2018.
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