Thursday, June 28, 2018

Las banderas sandinistas siguen en alto

En apenas 18 años, el siglo XXI de América latina ha experimentado dos oscilaciones políticas de envergadura. En el pasado la región vivió cambios similares pero no de manera tan seguidas. El siglo XXI se inauguró con el triunfo (1998) del comandante Hugo Chávez en Venezuela. Siguieron Lula en Brasil, Kirschner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Lugo en Paraguay, Zelaya en Honduras, el Frente Amplio en Uruguay, el FMLN en El Salvador y el FSLN en Nicaragua. Hay que agregar a la Revolución cubana que celebraba más de 40 años de triunfos. Además, se instalaron en el poder partidos socialdemócratas en Chile, Perú, Costa Rica y República Dominicana. De hecho quedaron relativamente aislados los gobiernos conservadores de Colombia, Panamá y México. Para sorpresa de muchos la vieja correlación de fuerzas que enfrentaba a EEUU a un continente dividido políticamente y subordinado a las exigencias de Washington, parecía haber cambiado.

Quienes pensaban así subestimaron la capacidad de EEUU. De una vez puso en acción una agenda neoliberal para la región. Los llamados gobiernos de izquierda no eran socialistas, tampoco promovían revoluciones políticas. Todos tenían en común un programa que favorecía a los sectores sociales más marginados económicamente y reprimidos políticamente. La agenda de los gobiernos ‘progresistas’ quería erradicar la pobreza y promover la inclusión política. Las propuestas de desarrollo y democracia se volvieron las ofertas cotidianas.
EEUU no aceptó los cambios y movilizó todos los recursos a su alcance para destruir los experimentos sociales en la región. La primera tarea fue desatar la ‘guerra mediática’ que incluía tácticas psicológicas para tergiversar los programas de izquierda. La ofensiva consistió en declarar a los gobernantes progresistas enfermos mentales, en promover la idea de que eran ladrones y asesinos. Los medios más poderosos de EEUU citan a los Think Tanks financiados por el gobierno de Washington para desprestigiar a los gobernantes latinoamericanos. En segundo lugar, arremetían con un sistema judicial en contra de los líderes. Finalmente, lograban derrocar, desterrar, detener o eliminar a los gobernantes progresistas.
En la actualidad, la correlación de fuerzas entre los progresistas y los conservadores se ha dado vuelta y estos últimos se encuentran gobernando en la mayoría de los países de la región. Ahora son los países con gobiernos progresistas que se encuentran aislados. Es el caso de Venezuela y Bolivia, sobrevivientes de la ofensiva conservadora organizada por Washington. Cuba sigue siendo sometida a un bloqueo económico implacable.      
También Nicaragua y El Salvador son países sometidos a las tácticas mediáticas de desestabilización. El caso de la patria de Sandino, merece un estudio a fondo (que no haremos aquí). Todas las tácticas utilizadas por EEUU en el Medio Oriente (la primavera árabe), en Europa oriental (las movilizaciones naranjas) y en Asia oriental (el movimiento de los paraguas) se están aplicando en Nicaragua. El gobierno sandinista de Daniel Ortega – llevado de la mano por EEUU – pactó con los gremios empresariales y la cúpula de la Iglesia católica, pensando que encontraría la fórmula para gobernar. Además, cometió el error de negociar un préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Algo parecido a un pacto con el diablo. Ortega logró el préstamo poniendo las jubilaciones a los pensionados como colateral. La protesta de los asegurados fue inmediata. Ortega canceló de una vez el pacto con el FMI. Sin embargo, EEUU ya tenía montada su estrategia. Desató en primera instancia una ofensiva de los empresarios y de la Iglesia católica. Enseguida movilizó a la llamada sociedad civil entrenada, financiada y armada por los Think Tanks norteamericanos.
Ortega fue cuestionado en todos los medios de EEUU, Europa y el resto del mundo. Más aún, algunos sectores de la izquierda latinoamericana, mencionados más arriba, se sumaron a las denuncias, pidiendo incluso la renuncia de quien fuera uno de los nueve comandantes sandinistas que derrocaron a Somoza. Una facción sandinista de oposición al FSLN también se unió a los sectores más conservadores de Nicaragua pidiendo la destitución de Ortega. Parecía un deja vu a la hondureña o brasileña.
El Grupo de Lima llevó el caso de Nicaragua a la OEA para denunciar al gobierno sandinista. Sus intenciones fracasaron ya que una amplia mayoría entendió que existía una conspiración y no una intención de resolver el conflicto en la patria de Sandino. El FSLN tiene que avanzar introduciendo las nuevas generaciones en la dirección del país para neutralizar a EEUU y sus enemigos internos.
28 de junio de 2018.

Thursday, June 21, 2018

El centenario de la Reforma de Córdoba




Hoy se clausura el Seminario que honra el centenario de la Reforma Universitaria de Córdoba, que replanteó el sistema educativo superior en Argentina y América latina. La Reforma fue encabezada por los estudiantes de la Universidad de Córdoba y sus repercusiones se sintieron casi de inmediato en todos los centros de educación superior de la región. El Seminario fue organizado por el Departamento de Historia de la Universidad de Panamá y contó con 20 expositores del más alto nivel, así como invitados del exterior.
La Reforma de Córdoba tuvo su contraparte en Panamá durante la década de 1920. Se sintió con toda su fuerza en las décadas de 1950 y 1960 cuando los universitarios lograron conquistar la autonomía y el co-gobierno en la Universidad de Panamá. Conquistas mediatizadas y aún incompletas, debido a las muchas contradicciones que prevalecen en el medio panameño.
A principios del siglo XX los estudiantes universitarios encabezaron una revolución del pensamiento con proyecciones universales. Las raíces del movimiento se encuentran en las luchas de emancipación del primer cuarto del siglo XIX. El impulso de las concepciones independentistas de hombres como Bolívar, San Martín, O’Higgins, Madero y Morazán fueron ahogadas terminadas las guerras contra la Corona española por los sectores más conservadores. Los Ejércitos libertadores eran portadores de un pensamiento crítico que levantaba como bandera un nuevo mundo, sin ataduras y con hombres y mujeres libres. Los intereses agro-minero-exportadores vencieron a los grandes capitanes quienes fueron asesinados o desterrados, sin excepción.
El siglo XIX (hispano) americano se redujo a un pensamiento anquilosado, escolástico y euro-céntrico. Debajo de esa capa se encontraba el pensamiento de una sociedad inquieta y de una juventud rebelde. Hizo su aparición en la Universidad de Córdoba en 1918. Según el sociólogo argentino, Juan Carlos Portantiero, más que un expresión universitaria, los estudiantes eran portadores de una sociedad que exigía una ‘reforma social’. Los estamentos populares y las capas medias estaban cansados de los viejos esquemas basados en valores de origen colonial. La Primera Guerra Mundial sacudió las estructuras socio-económicas de la región interrumpiendo el sistema agro-minero exportador. La crisis le permitió a los sectores productivos competir por el poder y presentar sus ideas en un plano nacional. Los gremios empresariales, los sindicatos obreros y los estudiantes universitarios se lanzaron sobre el orden establecido para transformar la sociedad.
La Reforma Universitaria de Córdoba le abre camino al pensamiento crítico que plantea la necesidad de que todos los sectores sociales sean más creativos. José Carlos Martíategui, en Perú, recoge este mensaje y lo elabora al plantear una revolución que surja de las mismas raíces de los pueblos de la región. Se enfrenta a las tesis euro-céntricas incorporando elementos novedosos a las tesis revolucionarias de la época. Igualmente, en Cuba, el pensamiento crítico de xx Mella deja sus semillas a pesar de ser asesinado a muy temprana edad. Incluso, en Panamá, el líder socialista Demetrio Porras es influenciado por el movimiento estudiantil generado por Córdoba. Porras plantea la alianza obrero campesina como fórmula para alcanzar el poder.
Lo que tienen en común estos tres pensadores, así como muchos otros, es la necesidad de romper con las ideas coloniales que sirven de cadenas, amarrando a la sociedad a estructuras anquilosadas. Este mismo espíritu fue el que embargó a los sectores más ‘críticos’ de la clase pensante panameña al fundar la Universidad de Panamá, en 1935, venciendo la oposición de los sectores conservadores atrincherados en las instituciones más rezagadas del país. De una vez, los estudiantes panameños bebiendo del ejemplo de Córdoba exigieron la autonomía universitaria y el co-gobierno. Los estudiantes panameños encabezaron rapidamente las demandas nacionalistas que exigían la evacuación de toda presencia norteamericana en el istmo. Una generación más tarde – en 1964 – la ofensiva estudiantil alteró la correlación de fuerzas sociales en el país marcando el principio del fin del semi-colonialismo militar de EEUU en Panamá.
Cien años más tarde, la Reforma Universitaria de Córdoba, tiene otras lecciones que debe compartir con las nuevas generaciones. En la actualidad, la juventud se enfrenta a un enemigo implacable que quiere acabar con toda expresión del pensamiento crítico, creativo y rebelde. Por todos lados aparece la contraofensiva del pensamiento tradicional. Se presenta disfrazada en la consigna de ‘pensamiento único’, propio del ‘fin de la historia’. Quieren eliminar el pensamiento crítico de la juventud y el legado de Córdoba, que reclama la solidaridad y el cambio social.
21 de junio de 2018.

Wednesday, June 13, 2018

El retorno de Martinelli




El retorno del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014) a Panamá tiende a complicar el panorama político-electoral que culminará en mayo de 2019 con las elecciones generales. En la actualidad, existe un caos entre los partidos políticos, producto de la crisis que remece al Ejecutivo, la Asamblea Nacional y la Corte Suprema de Justicia. No hay candidatos con carisma y mucho menos con programas que le interesen al electorado.
Ningún partido está en condiciones de hacerse una auto-crítica. El desgobierno y la corrupción que caracteriza a todos los gobiernos desde la invasión militar norteamericana de 1989 aparentemente no tienen responsables y los partidos políticos se lavan las manos.
Martinelli, fundador de Cambio Democrático, en una cárcel esperando juicio, se proclama líder de una nueva esperanza para el pueblo panameño. La Constitución impide que se proclame candidato pero quiere seleccionar al aspirante de CD en 2019. El PRD no se queda atrás. Las figuras que han insinuado interés en ser candidatos son viejos conocidos que no traen algo nuevo a la mesa. Al igual que Martinelli, el PRD está sometido a los dictados del Fondo Monetario Internacional y sus políticas neo-liberales que han arruinado el agro y la industria y creado una economía de trabajadores informales. El Partido Panameñista, actualmente en el poder, no tiene candidatos y sus posibilidades de competir en 2019 son casi nulas.
En algunos círculos se especula que EEUU deportó a Martinelli enviando un mensaje de disconformidad con la decisión del gobierno actual de abrir relaciones diplomáticas con China. Es probable que el presidente Varela y su equipo tomaron la decisión de la conexión china previa consulta con la Embajada de EEUU.
Existe consenso en la comunidad empresarial y los ‘rentistas’ panameños que el paso dado hacia Pekín favorecerá sus intereses. A pesar de los buenos augurios, el gobierno actual no ha podido sacarle provecho político a la nueva ‘conexión’ con la Ruta de la Seda. La razón de su incapacidad es por su desconocimiento de los objetivos que persiguen los chinos en Panamá. Esto se acopla a la falta de un plan de desarrollo que pueda insertar las futuras inversiones chinas en una economía nacional.
¿Cuáles son los intereses de los empresarios y ‘rentistas’ panameños? Hace doscientos años lo planteó claramente Mariano Arosemena: Crear un ‘emporio comercial’ en el Istmo para servirle al continentes americano. Los próceres en 1903 plantearon lo mismo. En ambos casos, los comerciantes y rentistas panameños fracasaron. La razón es muy sencilla: No tenían un proyecto de país. Cuando quienes asocian el retorno de Martinelli a razones geopolíticas que vinculan a Panamá con los conflictos entre EEUU y China, están muy lejos de la realidad.
Lo que más preocuparía a Washington es que Panamá utilice la ‘conexión’ con China para promover su propio plan de desarrollo que incluya el agro y la industria, utilizando los enormes excedentes que genera su posición geográfica (Canal de Panamá).  Al establecer relaciones diplomáticas con la R.P. China, el gobierno panameño no pretende 'distanciarse' de EEUU. Al contrario, el gobierno panameño se ha sometido a Washington en los últimos cuatro años en forma sistemática. Ha apoyado a EEUU en sus aventuras terroristas en el Medio Oriente y, sobre todo, en sus operaciones de des-estabilización de Venezuela. Panamá es un miembro conspicuo del Grupo de Lima. 
Todo apunta a que una solución de la crisis nacional pueda surgir de sectores sociales capaces de organizarse políticamente para ofrecer alternativas. Esta organización tendría que ser el resultado de una amplia alianza que pueda enfrentar las opciones neo-liberales de los rentistas. Las recetas privatizadoras y desreguladoras ya probaron que son un fracaso. No resolvieron los problemas. Más bien, los han agravado creando una sociedad cada vez más desigual y corrupta.
El ex-presidente de Panamá fue detenido en Miami cuando el gobierno panameño solicitó su extradicción. Durante un año, el político panameño interpuso varios recursos legales para detener su deportación.  
Al bajarse del avión en suelo panameño fue llevado primero a la cárcel Renacer, la misma donde estuvo alojado el general Noriega durante varios años. Después fue trasladado a la Corte Suprema de Justicia donde fue interrogado por los magistrados que siguen su caso. Luego terminó en ‘cuidados intensivos’ en el Hospital Santo Tomás. Logró apoderarse del circo político que domina el país. El retorno de Martinelli no parece contribuir a la solución de los problemas de Panamá.
14 de junio de 2018.


Thursday, June 7, 2018

Hay que respetar la Constitución y los derechos


Mucho se está hablando de una Constituyente y de la Constitución Política de la República de Panamá. Algunos quieren cambiarla, o ‘modernizarla’ o reformarla para lo cual piden a gritos una Asamblea Constituyente (paralela, originaria o de cualquier tipo). Todavía no entienden la diferencia entre una reforma constitucional y una nueva Constitución. La primera es para cambiar algunos aspectos, capítulos o artículos de la ‘carta’ magna. Reformas que seguramente son muy necesarias y que siempre están a la orden del día. La segunda – la Constituyente - es para crear una nueva Constitución o refundar la República.
Donde la confusión es más peligrosa es en los medios de comunicación. No entienden la diferencia y aparecen personajes proponiendo cambios a un artículo para lo cual demandan una Asamblea Constituyente. Los directores de los medios se prestan felices al juego porque les parece divertido (y les da rating). Sin embargo, el país sigue dando tumbos sin poder ordenarse y emprender un camino que beneficie a las grandes mayorías.
El abogado Pablo Martínez hizo énfasis recientemente sobre este aspecto. Refiriéndose a la demanda de vivienda por parte de la comunidad de Nuevo Jerusalén, le recordó a los medios que la Constitución señala que todo panameño tiene derecho a una vivienda decente. El “Estado panameño tiene la obligación de dar solución de vivienda a todos los panameños, especialmente a los sectores de menor ingreso. Así lo señala el artículo 117 de la Constitución Política”.
Si la constitución lo mandata, ¿porqué el Ejecutivo y los otros poderes del Estado le hacen caso omiso? Hay que hacer cumplir la Constitución y no preocuparnos tanto de “refundar la República.
Incluso, agrega Martínez, la vivienda es un derecho “inalienable reconocido por el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Nuestro país, como miembro de ese organismo mundial, esta en la obligación de cumplir y dar respuesta habitacional a todos los panameños sin excepción”.
Martínez denuncia a los periodistas y a las empresas inmobiliarias que han convertido el derecho a la vivienda en el negocio “de unos cuantos banqueros propietarios de las inmobiliarias agrupados en CONVIVIENDA. (Estos se dedican a hacer) jugosos negocios especulando con el valor de la tierra y vivienda, por encima de los costos reales y sin regulación alguna que proteja a los panameños”.
Martínez también le manda mensajes a los periodistas despistados recordándoles que “en Panamá existen 422 ocupaciones (invasiones) informales  de tierra, donde viven aproximadamente 500 mil personas. (Están) a la espera de ser desalojados, o legalizados por las autoridades o ser reprimidos y acusados penalmente por el solo hecho de procurar un techo para sus hijos”.
Además, “existe un déficit habitacional de más de un millón de personas sin vivienda, (cifra creada) de manera intencional por todos los gobiernos que se han sucedido en el poder político”. Según Martínez, este déficit “crea un mercado cautivo para las inmobiliarias  que son de los allegados, copartidarios, socios y familiares dedicados al negocio de la tierra y la vivienda, para imponer a la fuerza brutal del sistema económico, altos precios por viviendas desechables”.
Los periodistas, especialmente los de televisión, deben saber que “el 20 por ciento de la población se queda con el  80 por ciento de la riqueza. El 80 por ciento de la población sobrevive solo con el 20 por ciento de migaja que le dejan”.
Pablo Martínez es vocero de la Coordinadora Victoriano Lorenzo, que defiende los intereses de los sin tierra. Concluye su mensaje a los periodistas señalando que “en Panamá, el crecimiento económico está en el bolsillo de políticos y empresarios nacionales y extranjeros, propietarios de transnacionales, indolentes responsables de la pobreza y miseria de la población”. Según el auténtico defensor del pueblo, los políticos y empresarios, en complicidad con gobiernos y medios de comunicación, han secuestrado la libertad de expresión. (La han) convertido en  información al servicio de los propietarios de medios y sus intereses para ser mercadeada al mejor postor”.
A las víctimas de la represión irracional en la comunidad de Nueva Jerusalén – sus familiares y vecinos - hay que hablarles de una Constitución igual para todos que les garantice el derecho a una vivienda decente. ¿Porqué no lo hacen los periodistas desde sus programas de televisión? En cambio, tratan a los padres de familia como maleantes y usurpadores (a la Trump).
7 de junio de 2018.