Todos los autores examinados coinciden en que los actores sociales principales del golpe de 1968 fueron la oligarquía, las capas medias, los sectores populares y EEUU. El instrumento que se utilizó para dar el golpe fue la Guardia Nacional. El objetivo central de este golpe fue reconstituir la hegemonía perdida de la oligarquía como consecuencia de la insurrección popular de enero de 1964. También destacan como detonante la insatisfacción de los mandos medios de la Guardia Nacional por los anuncios de una reestructuración de la institución armada.
Para alcanzar el objetivo
deseado – recuperar la hegemonía perdida – era necesario desplazar a la
oligarquía del poder político. Puede parecer paradójico que para resolver la
crisis política de la oligarquía, esta misma tenía que desplazarse del poder.
La oligarquía tenía dos problemas centrales que no era capaz de resolver. Para
acometer la tarea, necesitaba la ayuda – ni más ni menos – de los dos actores
sociales que eran sus problemas: Por un lado, los sectores populares y, por el
otro, EEUU.
Para EEUU era claro que la
insurrección popular ocurrida en enero de 1964 no podía repetirse. Este punto
aparentemente no estaba claro en los círculos de la oligarquía. Además, era urgente resolver ‘las causas del
conflicto’ con EEUU en torno al Canal de Panamá.
El gobierno militar cumplió, aparentemente, con ambos
objetivos. Por un lado, logró la firma de los Tratados de Canal con EEUU en
1977, bajo la conducción del general Torrijos. Por el otro, logró cooptar a
segmentos importantes de los sectores populares. Lograda la misión a principios
de la década de 1980, todo indica que había que reestablecer la hegemonía de la
oligarquía. Torrijos lo tenía en su agenda cuando hablaba del retorno de la
Guardia Nacional a los cuarteles. Lo pensaba en un contexto donde la
correlación de fuerzas sociales sería otra a la que encontró en 1968. El
general Torrijos fue eliminado del escenario en 1981. La recuperación de la
hegemonía por parte de la oligarquía se hizo, en forma tardía, mediante una
operación traumática que incluyó una devastadora invasión militar
norteamericana en 1989.
Los autores examinados reconocen
el papel de los cuatro grupos sociales mencionados al principio: la oligarquía,
las capas medias, los sectores populares y EEUU. Coinciden que las condiciones
para que se diera el golpe militar descansaban sobre la cambiante correlación
de fuerzas. Algunos señalan que el golpe se dio en contra de la oligarquía
dividida y debilitada. Otros plantean que fue a favor de una fracción de la
oligarquía.
Sostenemos que el golpe fue promovido por la misma
oligarquía incapaz de gobernar y temerosa de un desenlace con ribetes similares
a la Revolución cubana. Esta solución a la crisis, galvanizada por la
insurrección de enero de 1964, fue aceptada por EEUU. La falta de una dirección
política coherente en las capas medias y en los sectores populares obligó a
estos sectores a convertirse en observadores del proceso en la medida en que se
desenvolvía. Para Soler, por ejemplo, se produjo una inclinación de los
militares hacia soluciones ‘nacionales’, con la cooptación creciente de los
sectores populares y capas medias. En cambio, la lectura del mismo proceso por
Ardito Barletta abría las puertas a un populismo peligroso y contrario a la
democracia liberal.
La Guardia Nacional cumplió su
misión. Logró reestablecer un orden entre los 4 grupos sociales que le permitió
a la oligarquía recuperar la hegemonía perdida y regresar al
poder político en 1989. El sector ‘mayoritario’ de la oligarquía que menciona
Soler asumió el poder político y la fracción ‘minoritaria’ (reformista)
desapareció. A su vez, la institución armada resolvió el problema ‘nacional’
con los Tratados del Canal, negociados por Torrijos. Sin embargo, el desorden
gubernamental que han caracterizado los 30 años de administración de la
oligarquía ha desestabilizado la institucionalidad política y puede estar
anunciando una solución traumática a la actual crisis. El vicepresidente de
EEUU, Mike Pence, ya le dio aviso a las ’20 familias’ que dominan la vida
política panameña: O ponen orden o se arriesgan a otra intervención.
18
de octubre de 2018.
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