Toda América latina celebró
el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el mundo aplaudió la madurez
de los mexicanos decididos a enrumbar su país en una dirección que favorece a
una población que supera los cien millones de habitantes. El presidente electo
dijo que en su gestión todos tendrían cabida, con especial énfasis en los
pobres y humildes.
El triunfo de AMLO en
México presenta dos retos. Por un lado, una estructura social a lo interno del
país que ha sido destrozada por las políticas neoliberales impuestas al país
azteca por más de 30 años. Como consecuencia emergió una alianza política entre
una nueva oligarquía concentradora del poder económico, una estructura política
corrupta y una red mafiosa ligada al narcotráfico. La destrucción del agro y el
desmantelamiento de la industria, por esta ‘santa alianza’, creó una enorme
masa de población sobrante (desempleada) que se dirigió a EEUU en busca de
trabajo.
Por el otro, un panorama cambiante en el exterior que alteró
radicalmente las relaciones de México con el mundo. El proveedor de mano de
obra barata y productos de bajo valor agregado (agrícolas e industriales) a la
economía norteamericana se volvió un problema catastrófico. Las alianzas con
países de América latina y el resto del mundo giraron en una dirección
inesperada y conflictiva. México abandonó la búsqueda de la paz en la región y
decidió acompañar a EEUU en sus aventuras anti-populares y anti-nacionalistas.
Según el programa de López Obrador, hay plena conciencia de estos retos y el
nuevo presidente que tomará posesión el 1 de diciembre de 2018 ya tiene líneas
de acción para enfrentar y resolver las crisis creadas por 3 décadas de
políticas neoliberales.
En el frente social, AMLO ha declarado que sus
dos objetivos centrales son la erradicación de la pobreza y la corrupción. “Escucharemos a
todos, atenderemos a todos, respetaremos a todos, pero daremos preferencia a
los más humildes y olvidados. En especial, a los pueblos indígenas de México.
Por el bien de todos, primero los pobres”. En la guerra contra la corrupción
plantea “desterrarla del país. No tendremos problema en lograr este propósito
porque el pueblo de México es heredero de grandes civilizaciones y, por ello,
es inteligente, honrado y trabajador. La corrupción no es un fenómeno cultural
sino el resultado de un régimen político en decadencia”.
En
lo económico señala que privilegiará la recuperación del sector agrícola y la
revitalización de la industria. Por el lado de “los contratos del sector energético suscritos con particulares, serán
revisados para prevenir actos de corrupción o ilegalidad”. López Obrador no
pretende revolucionar el sistema capitalista. En cambio si pretende introducir
cambios fundamentales. Para comenzar, se pondrá fin a las políticas
neoliberales que favorecen la flexibilización del trabajo (informalidad en el
empleo), acabará con la desregulación y pondrá fin a las privatizaciones de los
recursos del país.
En política exterior, AMLO ha dicho que “seremos amigos
de todos los pueblos y gobiernos del mundo. Se volverán a aplicar los
principios de no intervención, de autodeterminación de los pueblos y de
solución pacífica a las controversias”. Este giro de 180 grados frente a los
últimos cinco gobiernos neoliberales mexicanos tendrá un impacto enorme sobre
la región. Además, López Obrador agregó que “con EEUU buscaremos una relación
de amistad y de cooperación para el desarrollo, siempre fincada en el respeto
mutuo”.
López Obrador tiene que lidiar con el presidente
Trump, del vecino al norte, que ha declarado la migración de trabajadores que
cruzan la frontera un peligro para la integridad nacional de EEUU. Ambos
comparten un proyecto político nacionalista. En el caso de Trump, su consigna
de ‘EEUU Primero’ le hace el juego a los trabajadores norteamericanos
empobrecidos por las políticas neoliberales (globalización). Utilizó a México
para hablar de la construcción de un muro y proteger al pueblo de los malos
mexicanos del sur. Fue una herramienta electoral que todavía le está dando
dividendos.
Con López Obrador, la Casa Blanca puede negociar
un pacto que le permita a Trump garantizar la lealtad de esa masa de votos que
necesita para su reelección en 2020. No es casual que el presidente
norteamericano estuvo entre los primeros lideres mundiales que felicitaron a
AMLO el 1 de julio. Trump puede
favorecer un acuerdo que le permita a México acabar con la corrupción, la red
mafiosa del narcotráfico e iniciar un plan de desarrollo nacional.
12 de julio de 2018.
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