El presidente
Juan Carlos Varela pronunció su último mensaje anual a la Asamblea Nacional de
Diputados en medio de una crisis política que proyecta incertidumbre para el
futuro. Precisamente, una hora antes de su discurso, la Asamblea eligió a su
nueva directiva formada por miembros de los dos partidos de oposición: el
Partido Revolucionario Democrático (PRD) y el Partido Cambio Democrático (CD).
El presidente
Varela se enfrentará a una Asamblea hostil durante su último año de gestión.
Las denuncias de la Contraloría y sus intentos de investigar las planillas que
manejan los diputados en la Asamblea provocaron un rompimiento entre los tres
partidos mayoritarios. Por un lado, el Partido Panameñista (del Ejecutivo) y,
por el otro, el PRD y el CD (que siguen controlando la Asamblea).
La Asamblea le negó a la Contraloría acceso a
sus finanzas. La mayoría de los diputados utilizan una planilla 080 para
nombrar activistas políticos en sus respectivos circuitos electorales. En su
mensaje anual, el presidente negó que había una crisis política. Al contrario,
dijo que “a lo que algunos han llamado crisis institucional, yo lo denomino
democracia funcional”. Agregó que “juntos (gobierno y Asamblea) estamos
construyendo una democracia funcional donde se respeta la separación de los
poderes y cada uno es responsable de sus acciones”.
Los diputados y el pueblo panameño fueron
sorprendidos por esta nueva teoría que deben someter a estudio los politólogos.
La corrupción y el clientelismo no pueden ser tolerados por la democracia,
aunque sea en teoría. Cuando los pensadores de la Ilustración concibieron la
‘separación de los poderes’ no pensaron que se trataba de que cada órgano del
Estado podía aprovecharse del tesoro nacional en forma independiente.
La mayoría de los panameños esperaban que el
presidente Varela informara cuáles serían sus planes para sus últimos 12 meses
en el poder. Por un lado, en lo político, querían escuchar que planes tenía en
mente sobre la Asamblea Constituyente anunciada y la quinta papeleta. Por lo
poco que dijo parece que ya no le entusiasma la propuesta inicial. En su discurso de 35 minutos le dedicó un
minuto a la Asamblea Constituyente:
“Mantenemos
nuestra posición sobre la necesidad de una reforma constitucional vía una
Asamblea Constituyente, hemos realizado las consultas con los grupos políticos,
sociales, cívicos, gremiales y concuerdan en que son necesarias las reformas,
no en el cómo realizarlas”. Es decir, no habrá Asamblea Constituyente.
Continuó diciendo que convocaría “a una reunión
con los grupos consultados para debatir y consensuar una hoja de ruta
que nos permita lograr los cambios constitucionales que reclama nuestra
sociedad y que son necesarios para salvaguardar la democracia”. En otras
palabras, es probable que prepare un paquete de reformas para que la apruebe
esta Asamblea que la presentaría a la próxima. Tal como
señala la Constitución Política vigente.
Por otro lado, en lo económico, se esperaba que
el primer mandatario hablara sobre los acuerdos históricos firmados con la
República Popular de China. En un período de 20 años, Pekín invertirá 400 mil
millones de dólares en Panamá, según la información filtrada desde el Palacio
de las Garzas. A este tema el presidente le dedicó menos de un minuto:
“El establecimiento de relaciones diplomáticas
con la República Popular de China ha permitido la llegada de un vuelo directo
de Air China y hemos iniciado los estudios de factibilidad del tren
Panamá-David”. La parquedad tiene sus límites. ¿Será que el gobierno no quiere
compartir con los panameños los planes que tienen en mente con los chinos? Se
anunció que el istmo panameño sería el ‘hub’ chino para toda América latina.
Esta iniciativa transformaría la economía panameña y crearía enormes
oportunidades para el desarrollo del país (si se hiciera dentro de un plan
nacional). Reducir la relación de Panamá con China a un vuelo comercial con Pekín
y un tren, no tiene mucho sentido.
Por último, en lo social, planteó que “en 4 años no se ha
utilizado una sola granada lacrimógena de las 100 mil que había en inventario
cuando inicié mi período”. Hay que reconocer que la violencia desatada por el actual
gobierno fue menor que los anteriores. Pero hay que preguntarse ¿qué hace un
gobierno con “100 mil granadas lacrimógenas”, o helicópteros de guerra y otros
armamentos si no es para reprimir? Los humildes panameños que no tienen techo,
ni agua y están sin empleo no entendieron el mensaje.
5 de julio de
2018.
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