Antes
de analizar la reunión con Putin, hay que recordar que Trump desconoció los
tratados comerciales con sus aliados, introdujo la política de ‘tolerancia
cero’ en la frontera con México y le declaró una guerra comercial a China
Popular y a Europa occidental. El “establishment” norteamericano respondió sin
misericordia por todos los medios a su alcance. A pesar de ello, en EEUU Trump
sigue recibiendo apoyo de lo que él llama su ‘base social’ y de la derecha
nacionalista en el resto del mundo.
Lo
que la gran prensa del “establishment” llama errores de Trump (para usar un
término muy suave), en realidad persiguen un objetivo muy claro. Además, muy
peligroso para los intereses del poder económico concentrado en los centros
financieros (sobre todo en la banca de Nueva York). El objetivo estratégico de
Trump es debilitar al gran capital financiero y fortalecer el capital
productivo (industrial) de EEUU. Para darle seguimiento a este objetivo, es
imprescindible que Trump continúe en el poder político por lo menos hasta 2024
(dos períodos presidenciales). El primer escalón es ganar las elecciones
parciales (del Congreso) en noviembre de 2018. Si no las gana es improbable que
se re-eliga en 2020.
La
consigna “EEUU Primero” sintetiza la política de Trump. En el escenario mundial
tiene que subvertir la política globalizante para regresar a una economía
mundial competitiva. Su punto de partida tiene como base el supuesto que EEUU
puede ganarle a los demás países del mundo y someterlos a una “pax americana”
global. La tesis globalizante, impulsada desde la década de 1970, por todos los
presidente de EEUU, se basaba en poner fin a las fronteras, construir un súper
gobierno mundial dirigido por tecnócratas y disolver las identidades
nacionales. Los capitales del centro financiero de EEUU seguirían a la cabeza,
en alianza con Europa occidental y con la nueva potencia emergente en China.
Los
grandes capitalistas detrás de Trump quieren desmontar el esquema globalizante.
Hay que minimizar los acuerdos comerciales, hay que desestabilizar a la Unión
Europea y frenar el auge de China Popular. La Casa Blanca se ha convertido en
un laboratorio donde se barajan las tesis más increíbles. Todas dirigidas a un
fin: Acabar con el poder del “establishment”. En EEUU Trump cuenta con el apoyo
entusiasta de una masa de trabajadores empobrecidos, pequeños emprendedores y grandes
industriales a punto de quebrar. Otro sector de la población norteamericana ha
girado hacia la izquierda, siguiendo el discurso de Bernie Sanders. El
“establishment”, a pesar de su enorme poder económico y mediático (CNN, NBC,
NYT, Hollywood) está acorralado y se siente acosado. Trump y su equipo lo saben
y siguen provocando.
Helsinki
fue el incidente más reciente y probablemente no será el último. En el “gran
plan” elaborado hace un cuarto de siglo por el politólogo Zbigniew Brzezinski, Rusia era
el eslabón más débil del sistema. Según esta tesis, Rusia es un país pobre en
términos capitalistas pero militarmente muy poderoso. Tenía que desaparecer. En
cambio, China tenía que convertirse en el socio de EEUU en un mundo
globalizado. Cuando Trump viaja a Helsinki descarta las propuestas de
Brzezinski, le ofrece a Putin una alianza y la estabilidad que tanto necesita.
A cambio, Moscú se convierte en un “aliado” menor (similar a Japón y Alemania)
en el gran tablero geopolítico.
En
la estrategia de Trump, quedan por fuera China y el mundo marginado (‘tercer
mundo’, ‘países subdesarrollados’ o ‘pobres’). Rusia es clave para encerrar a
China desde el norte y el oeste. EEUU se encarga de contener el dragón por la
costa oriental. El resto del mundo seguiría gobernado, según esta estrategia,
por agentes serviles y, en última instancia, por intervenciones militares
“humanitarias”.
El
“establishment” sabe que el enfrentamiento es de vida o muerte. Califican a
Trump como traidor a la causa capitalista globalizante y piden su destitución.
Si Trump pierde las elecciones parciales en noviembre, el capital financiero
organizaría un enjuiciamiento para separarlo del cargo antes de 2020.
En
resumen, Trump aspira construir un sistema que mantenga un equilibrio
geopolítico mundial con el centro en EEUU. Para ello tiene que desestabilizar a
Europa occidental (Alemania), contener a China, apuntalar a una débil Rusia y
mantener al resto del mundo en el caos neo-colonial.
26
de julio de 2018.
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