Por el otro, nos
acercamos a las elecciones generales cuando el pueblo es convocado a las urnas
para elegir sus representantes que pretenden ser dirigentes. Nos encontramos
que los candidatos no tienen propuestas, sus partidos no tienen planes de
gobierno y el pueblo ya se cansó de los teatros quinquenales que montan los
sectores que concentran el poder económico.
Las lluvias tropicales
de la época se han convertido en tema de debate. Algunos dicen que las ciudades
se inundan por las los chaparrones que caen con frecuencia. En días pasados una
lluvia matinal paralizó la ciudad de Panamá, detuvo el Metro e hizo
intransitable las avenidas. Todo supuestamente por culpa de las lluvias. En
realidad, se olvidaron que se construye sin plan, que la planificación urbana
es un chiste de mal gusto y Odebrecht todavía está a cargo de numerosas obras.
Lo que realmente fue una sorpresa - a pesar de que uno cree que lo ha visto todo
- fue cuando una voz en las redes sociales anunció que la Asamblea de Diputados
aprobó en tercer debate una ley que enajenaba el territorio marítimo del país.
Los periodistas no le dieron mucha importancia. Los medios de comunicación
menos. Los empresarios parecían indiferentes y el pueblo estaba confundido. Los
trabajadores y las capas medias están acostumbrados a los ‘camarones’ y de los
‘madruganazos’ que meten los políticos
y sus patrones. Pero no sospechaban que de un solo golpe podían apropiarse de
varios miles de kilómetros cuadrados de territorios nacionales, aunque fueran
marítimos.
¿Qué valor tienen estos
mares que bañan nuestras costas, tanto en el Caribe como en el Pacífico? Son
aguas que le permiten a los barcos de todas partes del mundo llegar al Canal de
Panamá. Son mares ricos en peces de todas las variedades. Los españoles cuando
exterminaron a los Cueva (pueblo indígena que vivía en las costas del Pacífico)
bautizaron su capital con el nombre de la Virgen de la Asunción de Panamá. El
nombre de la nueva ciudad, en la lengua cueva,
– dicen los cronistas españoles de la época - significa ”abundancia de peces”.
En la actualidad -
todavía no tenemos ley publicada en la Gazeta Oficial – nuestro
territorio marítimo se extiende 200 millas (370 kilómetros) de las costas. La
nueva ley reduciría las aguas bajo soberanía panameña a sólo 12 millas (22
kilómetros) de las costas. ¿Cómo se explica esta iniciativa que a todas luces
parece absurda? Los políticos no podían
dar explicaciones. Los empresarios menos. Se preguntaban ¿dónde estaba el
negocio? ¿Podían recibir alguna
comisión por la entrega de aguas marítimas a intereses extranjeros?
Afortunadamente vino al
rescate el internacionalista, profesor de la Universidad de Panamá, Euclides
Tapia. Según el profesor, “el 25 de julio del año en curso, la Asamblea Nacional aprobó en tercer debate el
proyecto de Ley No. 637 por el cual
se fijan las líneas de base para la medición de la anchura del mar territorial
de la República de Panamá en el Mar Caribe y el Océano Pacífico”. Según Tapia,
“de forma ambigua, (los legisladores) conciben
conceptos diferentes como Mar Territorial y Plataforma Continental, que
terminan confundiendo a la opinión pública nacional”.
Panamá con la nueva ley
cumpliría “con un mandato de la Convención de Derecho del Mar de 1982.
(CONVEMAR, 1982)”. Perderíamos nuestra soberanía sobre las aguas más allá de
las 12 millas mencionadas más arriba. Según el profesor Tapia, tendríamos
derecho a una Zona Contigua de otras 12 millas donde no seríamos ‘plenamente’
soberanos. (Recuerda el Tratado Hay-Bunau Varilla de 1903)
Pero también hay otra Zona Económica Exclusiva (200 millas). “Los derechos del
Estado ribereño se circunscriben a la exploración,
explotación, conservación y ordenación de los recursos vivos y no vivos, del
mar, del lecho y del subsuelo”. Pero “todos los Estados tienen la libertad de
navegación y sobrevuelo y de tendido de cables y tuberías submarinos”. ¿Quién
es soberano? Todo indica que nadie y, a la vez, cualquier Estado que se acerque
a las aguas panameñas.
2
de agosto de 2018.
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